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¿Por qué nos da tanta vergüenza ir al gimnasio?
Ir al gimnasio nos da tanta vergüenza que ni siquiera le damos una oportunidad. Analizamos el porqué de este miedo y 5 trucos para acabar con él y apuntarnos de una vez por todas.
02 Marzo 2021
|¿Cuántas cosas habremos dejado de hacer en nuestra vida por vergüenza? El temor a hacer el ridículo o a que nos vean en literalmente cualquier cosa que no controlemos 100% nos genera un rechazo incontrolable que la mayoría de las veces puede con nosotros.
Esa canción en el karaoke, ese plan que tanto te gustaba pero al que nadie podía acompañarte... Si nos pusiéramos a contar todas las veces que nuestra mente dijo que no por vergüenza, por el qué dirán, en vez de un artículo escribiríamos un libro.
Seguro que en la mayoría de esos libros habría un capítulo compartido, el del gimnasio. Si la pereza es uno de los principales males que te alejan del gimnasio y del ejercicio, el otro es la vergüenza. El pudor que nos da acudir a cualquier centro deportivo se explica generalmente desde dos factores: que el resto se fijen en nuestro físico, o que por el contrario lo hagan en nuestra supuesta poca destreza a la hora de hacer los ejercicios.
Empecemos por el primero y más habitual. En la sociedad en la que vivimos, en la que damos importancia al físico sobre todas las cosas, presentarnos con nuestras pintas en el centro neurálgico de ese sistema puede causarnos pavor. Sabemos que, por mucho que repitamos que todos los cuerpos son iguales, en el día a día pesa no lucir el tipo de figura determinada como ideal, y se hace cuesta arriba acudir al sitio en el que más figuras 'ideales' hay por metro cuadrado.
Una vez superado ese miedo, habría un segundo factor que termina por echarnos atrás. Nos gusta tenerlo todo controlado, y sufrimos con aquello que se nos escapa o nos imposible dominar de primeras. Salir de la zona de confort como frase hecha está muy bien, pero el temor a hacer el ridículo con una máquina de gimnasio o corriendo en la cinta suele ganar la batalla.
Estas dos razones y muchas más nos llevan a desechar la idea de apuntarnos al gimnasio nada más planteárnosla. El problema es que, si no combates ese sentimiento y finalizas tu debate interno con un "paso, ya me apuntaré cuando esté con más ganas", no harás más que agravar la situación y sumar unos metros más a una montaña que ya era difícil de escalar.
Lo más visto
Por todo ello, si te planteas ir al gimnasio pero te da vergüenza, te damos 5 trucos y consejos que te ayudarán a superar todos tus miedos.
1 Libérate de complejos
Debes tener clara una cosa: la salud va por delante de la vergüenza. Poca gente va al gimnasio con ganas, o segura de sí misma, pero es precisamente allí donde empezarás a trabajar para quitarte estos pensamientos negativos asociados en gran medida a tu cuerpo. Tómate el gimnasio como el lugar en el que dar el primer paso hacia un nuevo yo, más cómodo consigo mismo. Yendo al gimnasio tu físico y tu salud mejorarán, y eso es lo que hay que priorizar.
2 Tranquilo, no eres el centro de atención
Si creemos que vamos a llegar al gimnasio y 40 cabezas van a girarse hacia nosotros y a estar pendientes de nuestra actividad durante la próxima hora, ¿no creéis que es porque somos un tanto egocéntricos? Da miedo enfrentarse a esa situación, pero es bastante irreal. Suficientes asuntos tendrá cada uno en su cabeza como para estar observando tus movimientos. En general, en un gimnasio cada uno va a su bola, sin reparar en el resto. Y en el hipotético caso de que alguien te juzgase, el problema sería tuyo, no suyo.
3 Pedir ayuda no es malo
Esto lo descubrirás al ir al gimnasio. Tan acostumbrados a intentar sacarnos las castañas del fuego sin necesitar a nadie, descubrir todas esas máquinas de gimnasio que no tienes ni idea de usar te hunde la moral. Es momento de dejar todo el orgullo o la vergüenza a un lado, y preguntar cómo se hace este o aquel ejercicio. Los monitores de gimnasio están ahí por algo, y te harán sentir más seguro. Una vez aprendas y lo apliques correctamente, el temor al qué dirán se esfumará.
4 Ve con amigos
El truco más usado para apuntarte a un gimnasio es también el más eficaz. Si ves el gimnasio como un frente de guerra, y a todos los miembros como soldados dispuestos a acabar contigo, búscate un aliado. Te hará más fácil salir victorioso de la contienda.
5 Trata de no ir en hora punta
Hablando de compañeros de trincheras, es importante mantener una rutina horaria en el gimnasio. Te permitirá conocer a los que suelen ir a la misma hora, y familiarizarte con ellos. Eso sí, lo único que te pedimos es que no vayas entre las 19-20h. de la tarde, la hora punta de los gimnasios, y el momento en el que el estrés y ansiedad se ponen más fuertes que tú. Buscar librarnos de la vergüenza acudiendo al gimnasio en hora punta es como empezar una dieta vegana en el McDonald's. Por el contrario, entrenar por la mañana, después de comer o a partir de las 21h. de la noche, es como celebrar tu veganismo en el mejor restaurante veggie del centro.