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¿Qué es la tríada? La grave lesión de rodilla que destroza carreras deportivas
Cada deporte afecta más directamente a unas zonas del cuerpo u otras. Mientras que el tenis es peligroso para hombros y codos, en el caso del fútbol el gran riesgo se encuentra en las rodillas, foco de dolor para muchos jugadores. Hoy os hablamos de la tríada, una de las peores lesiones de rodilla.
11 Julio 2019
|El fútbol no es el deporte que más exigencia física requiera. Cada vez es más importante tener una forma física perfecta, pero sigue sin ser más duro que el ciclismo o el rugby. En comparación con este último, siempre se dice que los jugadores de rugby se dan golpes mucho más fuertes que sus colegas futbolistas, y no se quejan tanto como ellos. Es posible que en el balompié tirarse a la piscina se haya convertido en una costumbre demasiado habitual entre algunos jugadores, pero lo cierto es que hay lesiones de bastante gravedad a las que los futbolistas, por la actividad que realizan, son más propensos.
El fútbol, un peligro para las rodillas
Donde más riesgo existe para que aparezcan estas lesiones es en las rodillas. Son una zona que está sometida a muchos esfuerzos cuando se juega al fútbol debido a los giros bruscos, malas caídas y contactos habituales. De hecho, la carrera deportiva de muchos jugadores se ha visto truncada por lesiones de este calibre.
Hay lesiones de mayor y menor gravedad, pero si hay una que aterra a todos los jugadores, es la conocida popularmente como tríada. La tríada consiste en tres roturas de ligamentos cercanos a la articulación de la rodilla. A saber, el ligamento lateral interno, el ligamento cruzado anterior y el menisco interno.
¿Cómo se producen estas roturas?
Puede causarla un rival con una entrada dura, pero normalmente no sucede por acción directa de un oponente. Suele ser el jugador quien en un mal giro, al frenar bruscamente una carrera o al caer de rematar de cabeza, nota el chasquido (que puede ser suficientemente sonoro para que lo escuchen otros compañeros), y un dolor agudo y punzante. Internamente se produce debido a una excesiva torsión de la tibia sobre el hueso del fémur.
Evitar este tipo de lesión es complicado, pues la mayoría de las veces se produce de manera fortuita. Como mucho se podría decir que el estado del césped puede afectar negativamente y elevar las posibilidades de que suceda, y cuando se jugaba en campo de tierra, si esta era barro debido a la lluvia, también ascendían las probabilidades de gestos feos en la rodilla, porque los tacos se podían clavar en los giros. Además, hay gente que por su anatomía y por la estructura y formación de sus rodillas, o incluso según la laxitud de sus ligamentos, es más o menos propenso de sufrir este tipo de lesiones. Por eso, quien pasa por este percance en una rodilla es posible que la otra siga el mismo camino.
La intervención es solo el principio
Es una lesión muy dura y de lenta curación, que en un altísimo tanto por ciento de los casos requiere de intervención quirúrgica. La operación puede llegar a necesitar un implante de menisco, un trasplante del ligamento cruzado anterior (normalmente proveniente de otra zona del cuerpo del propio paciente), y si todo funciona de forma correcta el ligamento lateral interno debería cicatrizar y curarse por sí solo, con el tiempo.
Lo más visto
Los dolores se suceden y la zona queda inmovilizada durante bastante tiempo (puede llegar hasta los tres meses), con el consiguiente reposo para el jugador. La recuperación exige, como en casi todas las lesiones, una adecuada rehabilitación para recuperar la movilidad y la fuerza habituales. Este vídeo recoge algunos ejercicios que se pueden hacer para ir recuperando el tono muscular de las rodillas, aunque siempre es aconsejable acudir a un médico o fisioterapeuta para tener la opinión de un profesional.
Mal físico y mal psicológico
En el caso de los deportistas de élite, si hay un factor que hace de esta lesión un verdadero destroza carreras es la estabilidad mental. Para un futbolista un parón en la actividad profesional de entre 6 meses y un año implica mucho tiempo para pensar, para leer la prensa, noches de dolores, lo que termina mermando la fortaleza psicológica de cualquiera, por paciente que sea. Si, para redondear la faena, algo en la operación no ha salido todo lo bien que debería y se debe repetir o pasar más tiempo en reposo del esperado, la situación se agrava. Es el caso de Deisler, el alemán que entre las lesiones y la depresión que le causaron tuvo que retirarse y alejarse de los pocos para recuperar el control de su vida.
Incluso después de los muchos meses de lenta recuperación del tono físico y vuelta a los terrenos de juego, quien sufre este tipo de lesiones es consciente de que puede volver a sucederle en cualquier momento, lo que le lleva, a no ser que sea un poco temerario, a jugar sin darlo todo para protegerse. Cuando se dice la frase: "es que después de aquella lesión, no volvió a ser el mismo"; este es el motivo.
Jugadores como Sergio Asenjo (en repetidas ocasiones), Ronaldo Nazario, Ole Gunnar Solskjaer, Tote, Marco Van Ginkel o Sergio Canales han sufrido en sus carnes este tipo de contratiempo. El hoy entrenador del United, Solskjaer, se retiró debido a los dolores, y probablemente los demás tuvieron esa idea en la cabeza durante mucho tiempo, aunque, sobre todo a los que siguen en activo, les deseamos que puedan competir al máximo nivel por muchos años. En el caso de Van Ginkel, el holandés propiedad del Chelsea, que tenga una pronta recuperación. Y a vosotros, lectores, que no os ocurra nunca la tríada.