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Guía para aprender a montar en bici siendo adulto: ¡nunca es tarde para aprender!
Aproximadamente uno de cada diez adultos no saben montar en bici. Aunque que reconozcan esta carencia es más complicado. Pero no es problema, siempre se está a tiempo de aprender. Y, ¿quién sabe? A lo mejor se convierte en tu nueva afición.
28 Junio 2019
|Aprender a montar en bici es algo que normalmente se aprende en los primeros años de vida. Más de uno todavía recordará como su padre o abuelo le animaba a montar sin ayuda por primera vez. Bueno, tenía su proceso. Primero se utilizaba la bicicleta con ruedines, pero llegaba un punto en el que seguir llevando ruedines era motivo de vergüenza junto a los compañeros, por lo que era el momento de aprender a montar en bici de verdad. Uno de los mayores logros de la infancia de muchos niños. Es más, otro de los momentos más importantes era cuando te regalaban, habitualmente por la comunión, la primera bicicleta de mayores, a la que normalmente tardabas lo menos dos años en poder montar cómodamente. Puede que hasta el coche no se reciba un regalo tan especial.
Sin embargo, alrededor del diez por ciento de la población en edad adulta no han vivido estas experiencias y no saben montar en bicicleta. ¿Los motivos? Una infancia excesivamente urbana, estrecheces económicas, desigualdad de género o simple desinterés en la actividad física. Cada persona es un mundo, y todos los motivos son perfectamente justificables. Lo que no estaría justificado es que en pleno siglo XXI no se aprenda a montar en bicicleta porque da vergüenza comenzar a hacerlo en la edad adulta. Que no sea la norma general no quiere decir que no puedas disfrutar del ciclismo y hacer las rutas que te apetezca.
Más difícil que de niño, pero no imposible
Debemos reconocer que, como para casi todas las actividades nuevas que queramos emprender, es más difícil comenzar de adulto que de niño. En el caso de montar en bici, no solo porque es más sencillo coger los movimientos y perder el miedo siendo niño. Las caídas, casi inevitables las primeras veces que montas en bicicleta, tienen mucho menos riesgo de pequeño. Porque la bici es más pequeña y por lo tanto se produce desde menor altura, también se va más lento, y lo más importante; porque los niños son de goma y es más difícil que sufran lesiones de gravedad que los adultos. Por ello, en las personas mayores la curva de aprendizaje suele ser más lenta y no se confíen hasta que haya pasado bastante tiempo.
La seguridad es lo primero
Lo primero que se debe hacer para comenzar esta nueva aventura es chequear el estado de la bici. Las ruedas hinchadas en su justa medida, la cadena bien colocada, los frenos en perfecto estado y el asiento situado a la altura de la cadera. Sin olvidar, por supuesto, los aparejos de seguridad pertinentes, con el casco homologado como elemento primordial. En los primeros entrenamientos es conveniente que elijamos una zona de asfalto, que facilite los giros. Se aconseja también que sea en una zona sin irregularidades ni baches, y en la que la afluencia de gente sea mínima, para evitar en la medida de lo posible los accidentes.
Toma de contacto con la bicicleta
Para irte familiarizando a la bicicleta se aconseja quitar los pedales al principio, con la ayuda de una llave allen. Comienza con los pies en el suelo, y practica con la dirección de la bicicleta y los frenos. Después, intenta mantener el equilibrio subiendo los pies en ligeras bajadas en distancias muy cortas. Este paso se utiliza para las personas más mayores o que le tienen un miedo superior a lo normal a montar en bici, pero no es obligatorio. Simplemente sirve para coger seguridad.
¡Arrancamos!
Después llega el momento de aprender a utilizar los pedales. Si tienes un profesor o alguien que te acompañe te aportará tranquilidad y te podrá dirigir e indicar para que no te embales en tus primeros recorridos. En cualquier caso tampoco te debe sujetar la bicicleta, o no aprenderás a coger el equilibrio necesario. Para empezar, no puedes poner los dos pies en los pedales a la vez, o besarás el suelo antes de la primera arrancada. Deberás poner un pie, generalmente el más hábil, en un pedal, en la posición más alta, y el otro pie en el suelo. Dar impulso con ambos y cuando haya comenzado la marcha situar el pie que estaba en el suelo en el pedal libre. Una vez realices este ejercicio varias veces, hayas practicado lo suficiente el equilibro sobre la bicicleta, y controles la dirección y el uso de los frenos, no quedará nada más que ir tomando confianza, hasta que estés preparado para utilizar la bicicleta en cualquier situación.
Lo más importante es que no te dé vergüenza ponerte a aprender a montar en bicicleta siendo mayor. La infancia de cada uno es diferente y nunca es tarde para encontrar la afición que te hace feliz. Y si no, siempre te quedará la bicicleta estática del gimnasio, aunque los paisajes que se ven sean un poco más aburridos.